sábado, 29 de enero de 2011

Victoria

Se llamaba Certeza. Todos la amaban y la anhelaban, pero sobre todo mencionaban su nombre en vano. La tomaban erróneamente como inspiración para sus causas, cuando en realidad la estaban convirtiendo en una coartada. Hasta que ella se cansó, y decidió huir. Los hombres se fatigaban al perseguirla, y descubrieron que cuanto más tiempo transcurría, más inalcanzable se volvía. Así que de la veneración pasaron a la indiferencia, ni siquiera llegaron a plantearse el odio. Optaron por considerarla demasiado complicada, especialmente después de oír las historias de aquellos que se habían vuelto locos con sólo rozarla. Hoy, ya nadie piensa en ella. Y apenada, recuerda con nostalgia los días en los que era un objeto de deseo, y maldice haber hallado un escondite tan perfecto que hace que ninguna persona sea capaz de encontrarla.


No hay comentarios: