domingo, 9 de enero de 2011

Escarpamiento de magenta


Las personas despistadas suelen divertirme. Sus olvidos tienden a ser, cuanto menos, cómicos, y sus reacciones, tan espontáneas, me inspiran cierta ternura. Evidentemente, cuando no implican ninguna situación trágica o una pérdida irreparable. Como la vida es así de paradójica, siempre desde el eufemismo, yo, que durante toda mi existencia me he jactado de mi (auto)control, cometí un error de cálculo y perdí una de mis pertenencias más valiosas. Alienación, le llaman algunos. Jean Anouilh hablaba de donaciones por encima de todo. Por mi parte, en un declarado acto de rebeldía, he decidido disentir de los sabios y he tomado la determinación de que a partir de ahora todos los préstamos que realice irán acompañados de una garantía de devolución. Ah, no. No pienso volver a tener que preguntar quién eras tú y qué hiciste conmigo.


No hay comentarios: