lunes, 28 de marzo de 2011

Rigor mortis

En la actualidad prácticamente todo es discutible, y aparecen más perspectivas, matices y puntos de vista diferentes de los que podamos llegar a imaginar. Pese a ello, continúan existiendo verdades irrefutables, como la que nos ocupa, y es que la conclusión inevitable de toda vida es la muerte, tabús aparte. Evidentemente, si a cualquier humilde ser humano le ofrecieran la opción de escoger su final, la inmensa mayoría (salvo excepciones que no entraré a comentar) elegiría una muerte fugaz antes que un desgaste lento, progresivo y agonizante. Hoy hago eco de esa mayoría, pues prefiero morir de vergüenza antes que morirme de ganas.


domingo, 27 de marzo de 2011

Desclasificados

Se cambian melomerezcos por abrazos.
Razón: toda la del mundo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Limón


A estas alturas hay algo que ustedes deberían saber, y en caso contrario sería responsable por mi parte el bajarme de este escenario y despedirme de todos estos años de vivencias, puesto que significaría que mi voz no ha llegado hasta sus conciencias. Y es que han de tener claro que no es lo mismo poseer un pensamiento crítico que un pensamiento cítrico, algo que la mayor parte de las personas confunden y que para mí es tan evidente que se lo he intentado transmitir a cada uno durante este tiempo, eso sí, en todo momento de manera implícita (sepan que siempre va a pesar más aquello que no se dice que lo que se comparte abiertamente). Pues es conocido que el crítico no se dedica a derrumbar las ideas, sino a detectar sus puntos débiles para poder reforzarlas. El crítico no es pesimista, sino que esta ávido de nuevas experiencias y de mejorar lo presente, y sabe que sin error no hay aprendizaje. El crítico tolera, pero debate; interrumpe, pero escucha; duda, pero no juzga. Y sin embargo, el raciocinio cítrico, por llamarlo de alguna manera, se dedica a protestar sin proponer soluciones, a atacar sin argumentar y a destruir sin después mostrar un mínimo interés en siquiera limpiar los escombros. Por tanto, querido oyentes, intenten ustedes evitar los cítricos, al menos en este contexto, si no quieren padecer una excesiva acidez en sí mismos.


lunes, 14 de marzo de 2011

Lavar en seco


Tenemos la creencia de que en las etiquetas, que no son más que unos pocos centímetros de tela o de papel con una letra microscópica impresa, se esconden las grandes verdades de la vida. Etiquetas en la ropa, que llegan incluso a influir en nuestro estado de ánimo, al igual que las etiquetas de los alimentos; noches de etiqueta donde quien aparenta ser elegante es en realidad de lo más vulgar; y etiquetas en nosotros mismos, que en ocasiones pueden arrastrarnos a ser algo que repudiamos.

Sin embargo, nadie lee los prospectos de los medicamentos, y suelen contener información de lo más valiosa: finalidad, fabricante, beneficios para la salud, recomendaciones de uso, contraindicaciones, efectos adversos, combinaciones con otros medicamentos y posibles reacciones alérgicas. Aunque parezca extraño, las personas también portamos nuestro particular prospecto, plegado con cuidado, y redactado igualmente con una letra minúscula. Aún así, algunos prefieren quedarse sólo con lo que pone en la etiqueta, con lo que se ve, bien porque les da pereza leer tantos datos, o por la cobardía que les frena ante la posibilidad de saber demasiado.



jueves, 10 de marzo de 2011

Alicia a través del espejo


Maslow pondría el grito en el cielo, y no le faltaría razón. El ser humano, con esa habilidad que le caracteriza para utilizar todos sus dones de la manera más errónea posible, ha conseguido poner patas arriba una teoría bien estructurada. De esta manera, la situación ha quedado así: las necesidades básicas han pasado a un segundo plano, e incluso se estigmatiza a aquellos que las establecen como su prioridad. Por tanto, alimentarse pasa a ser un calvario, amar frecuentemente conlleva un cuestionamiento moral, y dormir...ya dormiremos cuando estemos muertos. Pero ahí no acaba todo. El truco está en disfrazar de indispensables las banalidades de las que se puede prescindir, intentando llenar el vacío (del estómago, por ejemplo). No obstante, hay algo sobre lo que no podemos discutir: la física, latente en este absurdo sistema, recordará que una pirámide nunca se sostiene por la punta.




sábado, 5 de marzo de 2011

Parte cuatro


Vive en el mundo de las cosas que importan, donde nada lo es todo, y las reglas las dicta el menos común de los sentidos. Se diverte cambiando el nombre a las ideas, a los objetos, a los secretos. Porque las palabras, dice, son aleatorias, son caprichosas, son una convención, son una estupidez. Me mira, sonríe, y afirma convencida: "puedo llamar lluvia al sol, y eso no impedirá que brille con fuerza si el día está despejado". "No son eufemismos", me explica paciente, "puesto que no se trata de maquillar la realidad, sino de desnudar la verdad". "No es un lenguaje inventado", continúa, "no más que cualquier otro de los que existen". En cualquier caso, es un alivio que hablemos el mismo idioma.