jueves, 10 de marzo de 2011

Alicia a través del espejo


Maslow pondría el grito en el cielo, y no le faltaría razón. El ser humano, con esa habilidad que le caracteriza para utilizar todos sus dones de la manera más errónea posible, ha conseguido poner patas arriba una teoría bien estructurada. De esta manera, la situación ha quedado así: las necesidades básicas han pasado a un segundo plano, e incluso se estigmatiza a aquellos que las establecen como su prioridad. Por tanto, alimentarse pasa a ser un calvario, amar frecuentemente conlleva un cuestionamiento moral, y dormir...ya dormiremos cuando estemos muertos. Pero ahí no acaba todo. El truco está en disfrazar de indispensables las banalidades de las que se puede prescindir, intentando llenar el vacío (del estómago, por ejemplo). No obstante, hay algo sobre lo que no podemos discutir: la física, latente en este absurdo sistema, recordará que una pirámide nunca se sostiene por la punta.




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