lunes, 24 de enero de 2011

Loser

Hemos fracasado contra todo pronóstico.

Nacimos predeterminadas, con un código genético establecido, destinadas a una inmersión social progresiva durante todo nuestro desarrollo. Pero algo salió mal. No funcionamos, desde el principio, conforme a las expectativas de la mayoría...
Después de que tú te negaras a disfrazarte de merengue confitado para iniciarte en una comunidad de la que no te sentías parte, yo derramaba lágrimas (lo cual no era ninguna novedad) ante una ceremonia preadolescente sin ningún sentido. Ya desde la adolescencia se pudo ver que lo nuestro no eran las líneas rectas, sino las curvas... ¡y qué curvas! De tal manera que nuestra salida de la norma era evidente, no sólo a nivel psíquico, sino también físico.
Y así, fueron pasando los años hasta que nos encontramos. No pudo ser casualidad. Nada lo es. Y el encuentro derivó en conocimiento, y el conocimiento en compenetración. Y ello en el pensamiento de que la rareza no está tan mal. E incluso... ¡es divertida! Y desde entonces nos esforzamos en perpetuar e incrementar ese estado de anormalidad en el que nos sentimos tan cómodas. No creas que es fácil: el entorno trata una y otra vez de volvernos a incluir en el que se considera "el camino correcto". Pero nosotras lo tenemos claro: insistiremos una y otra vez en seguir fracasando.

Al fin y al cabo, "fracasada" empieza por F, como "felicidad"; y ambas palabras tienen el mismo número de letras. No puede ser casualidad. Nada lo es.

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