jueves, 12 de mayo de 2011

Historias de Comosí

De pequeña descubrí que rozando con la nariz la mejilla de una persona y haciendo a la vez ruido con los labios daba la sensación de que le estaba besando. Para mí supuso toda una revelación que me libró de los besos por compromiso a familiares lejanos, vecinos, amistades paternas y personas mayores que no conocía ni recordaba. Sin embargo, tanta emoción me llevó al extremo de hacer como si en demasiadas situaciones, hasta el punto de acostumbrarme a ello, sin reparar en que no era sano del todo. Pero entonces, un día, con, que formalmente siempre se había considerado una preposición, se tornó en proposición. Después, dándole más vueltas, pensé que no era suficiente, así que la volví propósito. Y de repente, sucede. Un día, se convierte en realidad. Y lo único que deseas es preservar ese momento en cuidados intensivos para que nada ni nadie lo dañen, para que no se gaste, y, sobre todo, para poder recurrir a él cuando sea necesario. Y así es como se pasa de sentir como si a sentir con.



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