lunes, 8 de marzo de 2010

Pan


Una amiga mía siempre le está quitando el rebozado a todo. Es un poco rara. Coge el cuchillo y el tenedor como si fuera una experta cirujana y, poquito a poco, se deshace de todo esa cobertura un tanto grasienta. En el fondo ella no se da cuenta, pero está sentando las bases de una idea bastante interesante: las personas también estamos rebozadas. Unas más y otras menos. Esa capa doradita es la que mostramos, pero en el fondo, lo bueno y lo jugoso, lo menos graso, lo que hace que cada uno sea lo que es, está debajo. A algunos les quitas el pan rallado y te sorprendes al darte cuenta de que no tienen nada más, que están huecos. Generalmente las personalidades más sanas son las que menos rebozado llevan.

Estas son las consecuencias de pensar con el estómago vacío.


No hay comentarios: