Ojalá se me concediera un deseo. Pediría uno de esos días en los que pudiera coger a X a Y y a Z, y decirles a la cara todo lo que pienso. Zarandearlos. Despotricar y blasfemar. Culparles de todo eso que no les culpo en voz alta porque mi moral y mi "qué pensarán de mí" me lo prohiben. Gritarles e incluso decirles que les odio. Y luego, después de unos diez minutos de descargarme, *clic*, que se les borrara todo de la memoria.
Yo para ser feliz no quiero un camión, quiero una catarsis.
Yo para ser feliz no quiero un camión, quiero una catarsis.
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